En las últimas semanas se triplicó el robo de medidores de agua en Paraná, en un contexto de aumento del precio del bronce que impulsa este delito, ya que se trata de un elemento que los ladrones pueden cambiar por efectivo rápidamente. La principal víctima es la Municipalidad, ya que Obras Sanitarias es la responsable de que cada vivienda tenga su medidor. Según pudo saber PlazaWeb, el destino de estos elementos, al igual que los cables que también son robados a mansalva en la ciudad, son las chatarrerías, que la Justicia no considera que deban ser objeto de investigaciones por tratarse de "compradores de buena fe". Así las cosas, el problema parece no tener fin. Además, desde la Policía se afirmó que se trata de casi siempre los mismos ladrones, que recuperan la libertad en menos tiempo que lo que demora todo el trámite de detención, identificación y traslado a Tribunales.
Desde Obras Sanitarias se informó que ya suman más de 150 los medidores de agua que robaron en lo que va del año, lo que implica un perjuicio económico muy importante para las arcas públicas. El año pasado, los hechos se concentraban en el centro de la ciudad y alrededores. Hoy ya es en todos lados.
El problema del robo de medidores de agua tiene varias aristas. Por un lado, se trata de un delito que se comete en segundos: una persona rompe la conexión y se lleva el medidor dejando atrás el caño roto y al hogar en cuestión sin abastecimiento de agua potable. Esto hace imposible la prevención: en pocos casos los policías tuvieron la suerte de encontrar a alguien en flagrancia robando estos elementos.
Por otro lado, los que son detenidos con evidencias de haber cometido estos robos son casi siempre los mismos: entre cinco y seis personas que fueron arrestados en varias oportunidades por el mismo delito. Son jóvenes que se encuentran en situación de calle y con gravísimos problemas de adicciones. Roban el medidor, lo venden y en seguida van al kiosco de droga a comprar cocaína.
A esto, se suma el conflicto con la Justicia, que no deja detenidas a estas personas arrestadas: se trata de un delito considerado menor, como lo es el hurto, pero llama la atención que al ser detenidos en flagrancia y repetidas veces por lo mismo, las autoridades judiciales y de la Fiscalía no adopten alguna otra medida o no coordinen con otros organismos alguna solución para frenar esta ola de robo de medidores de agua.
En este sentido, muchos se preguntan ¿a dónde van a parar tantos medidores? Una hipótesis, la de menor relevancia, es la reventa; sin embargo, todos saben cuál es el destino: las chatarrerías. Se trata de negocios ubicados en distintos barrios de la ciudad que compran todo tipo de elementos que reducen y luego venden a otros acopiadores.
Las investigaciones que se han llevado adelante desde el año pasado, advirtieron este circuito, pero la Justicia considera que los dueños de las chatarrerías no son cómplices de los robos, sino que solamente compran los elementos. Esto llama la atención, ya que muchos de estos negocios les compran los medidores a las mismas personas.
También se argumenta que los ladrones les llevan a los chatarreros el bronce fundido. En algunos casos es así, ya que arman fogones enormes donde funden los medidores y todo lo que se roben, como picaportes y cables, y así venden el material sin poder determinar qué era anteriormente. En otros casos no, compran y venden los elementos tal como los roban.
Parece un círculo vicioso que no tiene fin. La situación se complica cada día más y tampoco la Municipalidad de Paraná ha accionado alguna denuncia para que la Justica actúe en consecuencia. Sólo se cuenta con las denuncias policiales de los vecinos damnificados que reclaman a Obras Sanitarias por la reposición del medidor.
