Redacción PlazaWeb
En la madrugada del 28 de octubre de 2019, en San José de Feliciano, Emiliano Espíndola fue atacado a puñaladas por Nicolás Portillo y murió poco después. Tenía solo 17 años. El agresor, en ese momento, tenía 18 y hacía un tiempo que venía causando problemas a la víctima. Había desencuentros, agresiones y conflictos por la novia de Emiliano, entre otros asuntos de adolescentes que Portillo decidió terminarlos de la peor manera. La familia de la víctima tuvo que esperar cuatro años para que el caso llegar a juicio y se hiciera justicia. La semana pasada, un jurado popular declaró culpable a Portillo por el homicidio y la Fiscalía pidió 18 años de prisión. El próximo jueves se conocerá la sentencia, mientras tanto el autor del crimen, que llegó al juicio en libertad, espera esta instancia con prisión preventiva domiciliaria.
En diálogo con PlazaWeb, el padre de Emiliano, Alejandro Espíndola, contó su preocupación y el malestar en la familia por tener que seguir esperando que Portillo vaya a la cárcel.
“Nosotros hasta la semana pasada estábamos ansiosos para que le den el veredicto. Queremos hacer eco de esto porque el juez (Elvio) Garzón decidió hasta el 23 de noviembre no dar la pena y al asesino de mi hijo lo mandó a la casa con prisión domiciliaria sin custodia. Eso nos dolió a nosotros, porque en vez de mandarlo preso, hoy está en Feliciano, sin control, con riesgo de fuga y es un chico que el día martes y sábado antes del juicio seguía delinquiendo”, lamentó Alejandro.
Un ataque inesperado
“El chico lo estaba buscando constantemente para tener problemas”, recuerda el padre de Emiliano, sobre esos encontronazos que habían tenido. “Como en un baile de recepción, porque mi hijo quería defenderla a la novia, hubo dos o tres encuentros que tuvieron”.
Esa noche fatal, Emiliano fue a la casa de la novia a comer algo, donde se encontró con Portillo. La chica convenció a su novio de que se quedara, que no iba a pasar nada, y él aceptó. Luego fueron a una placita donde estuvieron tomando alcohol. Cuando los ánimos parecían apaciguados, llegó el ataque inesperado. “Estaba todo bien y de golpe el chico le dijo ‘con vos está todo mal’ y ahí le largó la puñalada y se fue”, recuerda Alejandro sobre lo que relataron los testigos, un par de amigos más que esa noche estaban con su hijo y con Nicolás Portillo.
Luego Emiliano se levantó con una herida de arma blanca que no le había afectado órganos vitales y lo persiguió a su agresor. A una cuadra y media lo alcanzó y le dijo: “Venía a pelear mano a mano”. Pero Portillo arremetió nuevamente con el cuchillo y lo mató. De este segundo episodio, hay un testigo que era un muchacho que salía de su casa a trabajar.
“No hubo justificación”
Durante el juicio por jurados, el primero con esta modalidad realizado en San José de Feliciano, declararon los jóvenes que estuvieron esa noche en la plaza y el testigo presencial de la agresión mortal, además de peritos y médicos forenses.
También declaró Portillo que no negó haber causado la muerte de Espíndola, pero argumentó que se defendió de un ataque. Incluso, en la última palabra al finalizar el juicio le pidió al jurado que se pusiera en su lugar: “¿Qué hubieran hecho ustedes?”, les dijo.
En los alegatos, el fiscal Ricardo Temporetti expuso ante el jurado su hipótesis que consideró demostrada con lo que se pudo observar y escuchar en el debate, al tiempo que desestimó la versión del imputado. “Se ha demostrado, sin lugar a duda, que Nicolás Exequiel portillo le efectuó varias puñaladas a Emiliano Agustín Espíndola, en cale Gualeguaychú alrededor de las 7 de la mañana, quien luego fallece esa misma mañana en la clínica Unión de Chajarí”, afirmó.
“No hubo ninguna causa de justificación, la legítima defensa que esgrime Portillo no ha sido acreditada por el relato de los testigos (…) Emiliano lo invitaba a pelear mano a mano, en un enojo razonable porque Portillo lo había agredido con un cuchillo. Eso nos excluye la falta de provocación suficiente”, explicó el fiscal.
“El Ministerio Público Fiscal acusa, pero también lo que estoy haciendo es defender a quien ya no se puede defender (…) Para que ustedes puedan emitir un veredicto que los deje tranquilos”, concluyó Temporetti.
“Feliciano es tierra de nadie”
El abogado defensor, Claudio García, pidió que lo declaren a Portillo no culpable, por haberse tratado de una legítima defensa. Pero al iniciar su alegato contextualizó el episodio mortal ocurrido hace cuatro años: “La Fiscalía ha olvidado lo que está sucediendo en esta ciudad. Esta muerte pudo haber sido evitada. Seguramente estábamos con chicos que tienen problemas y esos problemas fueron manifestados en la plaza. Cada uno contó su historia y escucharon que tenían serios problemas. El Estado Municipal tampoco estuvo a la altura de la circunstancia aplicando la ordenanza de no consumir bebidas alcohólicas en la vía pública. Y tampoco estuvo en la prevención de la Policía. En esto también hay responsabilidades compartidas, pero sin embargo frente a esto nadie dice nada”.
“El único acusado que está sentado ahí es el señor Portillo. El hospital que vino manejado por el administrador (Fabián) Zampedri, tiene una ambulancia que no llegaba. Falló el sistema. Por eso es lindo que este juicio se haga en nuestro pueblo para demostrar que ha fallado el sistema. Ahí deberían estar sentadas muchas otras personas responsables de todo esto y que debían haber prevenido lo que sucedió. Acá hay una desidia y una falta de organización, y no queda ajeno tampoco el MPF ni yo como integrante de esta sociedad. Pero hace mucho que vengo denunciando que Feliciano es tierra de nadie”, afirmó García.
Esperando la pena
Finalmente, los 12 ciudadanos y ciudadanas de Feliciano, tras deliberar, dieron un veredicto unánime en el que declararon a Portillo culpable del delito de homicidio simple.
Posteriormente, en la audiencia de cesura, el fiscal Temporetti pidió la pena de 18 años de prisión para el imputado, mientras que el defensor García solicitó ocho años, la mínima para este delito.
El juez Garzón dictó la prisión preventiva domiciliaria para Portillo, y dijo que el jueves 23 de noviembre dictará la sentencia.
“Nunca se arrepintió”
“Cuatro años estuvo libre”, dice Alejandro Espíndola. Una demora insólita de la Justicia para una localidad donde casi no ocurren este tipo de delitos. En el medio estuvo la pandemia, pero igualmente en la mayoría de las ciudades de la provincia se avanzó con los juicios y no se registraron dilaciones semejantes.
En el medio, asegura Alejandro, Portillo siguió cometiendo delitos. Incluso tuvo una denuncia por la cual estuvo un mes con prisión preventiva. “En estos cuatro años siguió haciendo una vida normal, robando, estuvo preso un mes por violencia de género y lo soltaron”, lamenta el padre de Emiliano, para quien la Justicia de Feliciano no estuvo a la altura.
“El chico reconoció todo, nunca estuvo arrepentido de nada, no pidió perdón y ese día al terminar el juicio cuando salió esposado se notaba la risa socarrona, burlándose de nosotros. Lo único que atiné fue a observarlo. Somos gente de bien, que nunca tuvo líos. Por eso nos da bronca que hasta el 23 se vaya a la casa a espera lo que decida el juez”, expresó Alejandro.
Finalmente, agregó: “Lo único que pedimos es justicia, estar en paz. Para nosotros cada día que pasa sin justicia es una eternidad. Pónganse en nuestro lugar. Para nosotros es cuándo va a ir preso”.
