El actor y humorista paranaense Pablo Millán habló con el programa Ensiestados de Radio Plaza horas después de que se informara la muerte de Silvina Luna, como consecuencia de las intervenciones quirúrgicas del médico Aníbal Lotocki. Expresó su dolor por el fallecimiento de quien considera "una de las mujeres más libres" que conoció. Asimismo, recordó su paso por el mismo cirujano que le provocó daños severos en su rostro y en su salud: "Siento que me salvé de la muerte", aseguró.
Escuchá el audio de la entrevista:
Frases de Millán en la entrevista:
- “Nosotros decidimos, todos, inclusive Silvina, operarnos con él porque era una recomendación de su esposa. Yo estaba asistiendo al vestuarista de Carmen Barbieri y llegamos todos a Lotocki. Yo lo único que quería era tener un poquito más de pómulo y taparme el pozo que tenemos todos los hombres para que el maquillaje fuese más fácil. Una vez dormidos, a nosotros nos hacen firmar un consentimiento, después de que nos dan una pastilla para sedarnos, o sea que sos capaz de firmar la hipoteca de tu casa, te da lo mismo, y después de eso entrás a la sala de operaciones. Yo solamente había pedido eso. Cuando yo salí y me enfrenté al espejo, mi cara era directamente otra. Seguramente deben haber visto lo que yo tenía en la cara, con lo cual conviví durante tres años”.
- “Yo tenía la mandíbula agrandada, los pómulos y la frente. Yo después de mi cara me hacía los glúteos, seguramente, y tengo un Dios aparte, a mi madre que me cuida, que nunca llegué a esto porque no me gustó lo que vi. Él producto que él nos colocó es grasa, que el médico lipoaspiró de los flancos de la espalda, lo que llama el rollo de atrás. Me sacó grasa, la mezcló con el polímero que es el polvo rosa que se usa para las dentaduras postizas, para el paladar”.
- “El verso es el mismo para todos. Él te dice el polímero metacrilato en ampollas, que es carísimo, por supuesto que necesitaba para el pómulo y la frente necesitaba algo de diez, imagínense lo que se necesita para los glúteos. Entonces él me propone lo que le propuso a todo el mundo: lipoaspirarnos y poner nuestra propia grasa con un poco de metacril. Este era el verso con el cual yo entro a la sala de operaciones. Pero en un momento, cuando él me termina de hacer la lipo, yo me doy vuelta medio dormido, que es como si estuvieses en un sueño, y veo una pasta rosa que él mezclaba. Él primero me muestra el lugar donde va cayendo la grasa lipoaspirada y me dice esta es la grasa que vamos a sacar. Después veo que la pasta que él va mezclando tiene un rosa chicle. Me acuerdo muy muy ensueño que le digo ‘¿qué es eso?’ Y él me dic ‘es tu grasa con el polímero’. Yo no le puedo explicar lo que viví durante tres años. Para un artista es difícil verse al espejo y no mirar partes de tu cara, cuando te tenés que maquillar, cuando tenés que armar el personaje, las pelucas me la tenía que poner más abajo para que no se me notara tanto lo de la frente, etcétera”.
- “Cuando esto ya se hizo insoportable, yo también cometo el error de que como él me dijo que me puso grasa, ir a él. Los cirujanos plásticos, una vez que vos te atendés con uno, no quieren tocarte la cara, no se quieren hacer cargo de qué lo que van a encontrar cuando abran o cuando toquen. Entonces muchas veces recurrís a él para que te lo arregle porque no tenés otra posibilidad. Yo recurrí tres veces a unas supuestas lipoaspiraciones que él me hizo en la cara y sentí que me seguía mintiendo y seguíamos en la misma”.
- “Todo lo que todo lo que tiene que ver con él fue a canje, de la primera a la última operación, por eso no puedo iniciar juicio porque no tengo papeles”.
- “Tengo pruebas, tengo testigos y tengo cosas, pero fue tal mi dolor que, cuando lo logré solucionar gracias a una intervención que me hace, gracias a Carmen Barbieri, el doctor Blugerman, él es el que me saca de la frente, me abrieron todo lo que es el borde del cuero cabelludo. Fueron dos operaciones, entraron y me sacaron el músculo total del ceño, porque no hay forma de sacar este producto. El producto se mete en los tejidos y en la piel ¿Vieron cuando ustedes agarran una caja de cartón corrugado? Por medio de esos pocitos se mete el producto, así me lo explicaron los cirujanos. Entonces, no hay otra alternativa que sacar el tejido muscular. A mí me sacaron como si fuese una empanadita de copetín en la frente, que fue como una molleja que era minúsculo del ceño. Yo no tengo músculo del ceño. Y después en otra intervención me sacaron parte del pómulo, no pudieron entrar muy adentro para no tocar la parte gesticular, poder joder algún nervio o algún tendón. Y después me saqué lo de los maxilares, que me trajo aparejado también un problema con la glándula de salival, porque Lotocki cuando me puso el producto jodió mi glándula de salival de la parte izquierda. Fue tremendo, lo cuento, pero es la parte, creo que después de la muerte de mi madre, es lo peor que viví en mi vida”.
- “¿Pero sabes qué es lo más doloroso? Más que el espejo, la gente. Porque yo soy un artista conocido en nuestra ciudad. Pero me provocaba mucho dolor. Porque me decían ‘Eras lindo Pablo ¿por qué te hiciste este desastre? ¿Por qué te formaste la cara así?’ ¿Y yo cómo le explicaba cada uno que no había pedido eso?”
- “Hoy es un día tristísimo. Silvina era una gran persona. Yo la conocí por medio de Carmen. Y la siento par por haber confiado en que íbamos a estar mejor. Era una de las mujeres más libres que conocí en mi vida. Era libertad pura”.
- “Lotocki “es un ser perverso. Pero creo que él nunca hasta el día de hoy llegó a ser consciente de lo que estaba haciendo”.
- “Yo me hago estudios. Todavía en la cara tengo algunos granulomas, que no se notan pero que yo sé dónde los tengo. Esto no es ni el 0,5% de lo que de lo que Silvina tenían su en su cuerpo. Ella tenía casi un kilo por cada glúteo”.
- “Lo único que tengo para decirle a la gente es que yo estoy muy a favor de las cirugías estéticas. Que cuando vas a estar de acuerdo con tu cuerpo, decidas con un buen profesional hacer lo que se pueda, lo único que les pido es que se fijen con quién”.
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